AMMDE

Estimulante e intensa conversación la que se desarrolló en la mesa de debate “Post #8M, ¿y ahora qué?”, coorganizada por AMMDE y nuestra socia Marta Lamas, como coordinadora de la Mesa de Diversidad de MADRID FORO EMPRESARIAL.

Para analizar el impacto de las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer, que en los dos últimos años han situado a España como referente global en igualdad de género, contamos con las periodistas Ana Requena (redactora jefa de género en ELDIARIO.ES), Clara Pinar (redactora de política en 20 Minutos) y el realizador de cine Fran Arráez, director de la película “Llueven Vacas”,  con Marta Lamas como moderadora.

La cuestión clave que se debatió fue, ¿hacia dónde vamos, después de las grandes manifestaciones y la huelga? Ana Requena opina que las cosas han cambiando mucho en los últimos años, y que las movilizaciones del 8M en 2018 fueron el punto de inflexión. Desde el punto de vista periodístico, escribir tras ese 8M fue algo que adquirió una nueva dimensión, haciendo más visibles aspectos que antes no lo eran tanto. Está claro que España se ha convertido en un referente, pero eso no surge por generación espontánea. Hay muchas organizaciones y muchas personas que llevan años trabajando, y eso se ha ido canalizando y ha eclosionado en la efervescencia y el clamor del 8M de 2018, y de este año también. Es importante que esos cambios lleguen a lo “micro”, al “día a día”, que es algo que no sale en los medios. Lo importante es que a raíz del 8M hay muchas personas que se han empezado a hacer preguntas, a autocuestionarse, en el ámbito del trabajo, en los círculos de amigos y familiares… A nivel macro, se ha ampliado mucho la visibilidad en los medios a los temas de género, y está en las agendas políticas y empresariales.

Para Clara Pinar, estas transformaciones no son tan rápidas en el ámbito político, pero se están produciendo. Aunque hay postureo y se hacen gestos de cara a la galería, lo cierto es que todos los partidos han introducido medidas de igualdad en sus programas, y se cuentan las mujeres que hay en las listas. Ana Requena señala que se están elevando los estándares. Por ejemplo, ya no es aceptable que en una mesa redonda no haya presencia de mujeres, o que un gobierno no sea paritario. Este es un estándar democrático que debe permanecer, sea quien sea quien gobierne.

Según Fran Arráez, los cambios que tienen que venir no van a ser fáciles. Cuando habla, sobre todo con gente joven, le llama la atención el machismo subconsciente que hay todavía. El feminismo sigue provocando rechazo porque se percibe como algo agresivo, que incomoda. Es curiosa la reacción de algunos hombres tras ver su película “Llueven vacas” (que trata sobre los mecanismos sutiles de violencia psicológica que operan en las relaciones de pareja), al darse cuenta de que le tienen que pedir perdón a muchas mujeres de sus vidas… Poner el foco sobre sesgos, estereotipos e inercias históricas en cuanto a los tradicionales roles masculino y femenino, es algo que tiene que picar, generar debate y molestar.

Marta Lamas introduce una cuestión candente: el feminismo no debería tener un color político. En el periodismo, se quiera o no, influye la línea editorial del medio. Pero en general, se nota un cambio muy importante en el lenguaje en los últimos años, sobre todo en las noticias que tienen que ver con la violencia de género.

Ana Requena señala que el suyo es un nuevo perfil laboral dentro del ámbito de los medios (redactora jefa de género), y no se trata de llevar una sección, sino de aplicar la perspectiva de género como eje transversal. Cómo hacer economía y política de otra forma, buscar nuevos enfoques… o darle una relevancia a temas que antes se veían como menores, porque eran más de mujeres. Se trata de iluminar otras áreas de la realidad, como por ejemplo qué pasa con las cesáreas en España, por qué es uno de los países en los que más se practica, por qué hay grandes diferencias entre unas comunidades y otras, qué consecuencias tiene para las salud de las mujeres… Impulsar la figura del editor de género es fundamental para que se propicie una capilaridad de estos temas sobre el pensamiento y la acción cotidiana.

Fran Arráez afirma ser feminista porque le va muy bien. La educación heteropatriarcal le pone en una situación con la que no se identifica, que obliga al hombre a ser fuerte, agresivo, insensible… Pero además estas son ideas falsas, porque él cree que la mujer es mucho más fuerte que el hombre y toma muchas más decisiones. Egoístamente le interesa ser feminista para salirse de los moldes de una masculinidad tóxica. La empatía y la sensibilidad, que siempre se asocian más a las mujeres, son características sin género.

¿Y qué temas van a marcar el 8M en 2020…? Para Ana Requena, depende del equilibrio de fuerzas que vaya a haber en el Congreso. Hay que tener en cuenta que, desde los partidos políticos ahora hay voces que cuestionan el feminismo, o incluso niegan la violencia de género. La sociedad demanda avances en este sentido, y de hecho se están produciendo cambios en las leyes. Pero hay discursos tibios o directamente negacionistas, una tensión entre el avance y los posibles retrocesos.

Clara Aguilar cree que las políticas de igualdad son caras para las empresas y eso puede ser un freno. Para Requena es más una cuestión de resistencia al cambio. Y tiene claro que no se puede hablar de brecha salarial, techo de cristal… si no se habla del hogar. Eso tiene que llegar al debate empresarial, económico y político.

Fran Arráez pone de manifiesto la influencia que llega desde lo audiovisual (cine, series, TV…). Programas como “Hombres, mujeres y viceversa”, o la cada más temprana exposición de los jóvenes a la pornografía… está claro que tienen un impacto muy indeseable. En el terreno de la educación, que es fundamental, está comprobado que se ha borrado a las mujeres de la historia, y no es algo del pasado, también ocurre ahora (por ejemplo a la autora de Harry Potter en la editorial le hicieron firmar sólo con las iniciales con la idea de que si sabía que era una mujer las ventas iban a ser menores).

Efectivamente, sigue habiendo muchos sesgos en los libros de historia, en opinión de Ana Requena. Le molesta cuando se dice que “esta es la primera mujer en…”. Eso hace parecer como que las mujeres siempre estuviéramos partiendo de cero, y no es verdad. Llevamos años trabajando, creando y contribuyendo a la economía, la historia, la política, la ciencia, el progreso…

En cuanto a la agenda 2030 y el objetivo número 5 de los SDG, por lo menos hay una hoja de ruta. Y está bien tener objetivos de compromiso, pero se necesitan medidas concretas y dinero.

A estas alturas de la historia, las mujeres seguimos sintiendo que tenemos menos que decir, y nos sigue dando miedo decirlo. Somos más cautas y prudentes a la hora de hablar, y eso es algo que va más allá de lo periodístico, En cuanto a la afirmación de que las organizaciones obtienen mejor rendimiento cuando tienen balanceados todos sus niveles, a Requena le escama un poco, porque parece que tenemos que justificar la presencia de las mujeres en base a unos resultados. Los resultados pueden no ser buenos, pero las mujeres tienen que seguir estando ahí.

Entre las intervenciones del público, Begoña Suárez (Subdirectora General para el Emprendimiento y la Promoción Profesional de las Mujeres, del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades) señaló que, desde su punto de vista, sí ha habido avances en los últimos años. Para ella siguen siendo necesarias las cuotas, y aunque haya gestos que en principio parezcan “cosméticos”, o basados en lo políticamente correcto, es importante que existan porque es cierto que hay una sobrerepresentación masculina en todos los ámbitos. Concretamente en las empresas, los avances van mucho más lentos de lo que deberían.

La hora y media de debate y preguntas del público dio para mucho, pero la conversación debe seguir para profundizar en todas las ideas que se suscitaron en este encuentro. Seguiremos convocando citas para los días 25 de cada mes, sumándonos así también a la iniciativa Orange Day de la ONU.

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