AMMDE asistió a la tercera edición de los #DesayunosOrangeDay organizados por Hera&Partners, uniéndose a los ORANGE DAY de la ONU: una iniciativa impulsada por el que fuera su Secretario General Ban Ki-moon, que hace una llamada de atención todos los días 25 de cada mes sobre la violencia que se sigue ejerciendo contra mujeres y niñas, simplemente por razón de su género.
La anfitriona Marta Lamas, CEO Directora de Hera&Partners, inició el debate aclarando que no sólo se trata de poner el foco en la violencia, sino en todas las formas de dominación y postergación que se ejercen sobre las mujeres, como el matrimonio forzoso o no permitir que las niñas acudan al colegio.
Fran Arráez, director de la película “Llueven vacas” y conductor de la charla, invita a hacer un análisis de por qué el concepto de “amor romántico” puede tener una influencia negativa, y cómo se relaciona con el machismo y la desigualdad.
La idea del “amor cortés” nace en la baja Edad Media, y continúa a lo largo de la tradición artúrica iniciada por Chretien de Troyes, hasta llegar a nuestros días. A partir de ahí se establece el rol de “héroe” por un lado, y “damisela en apuros” por otro. Desde gran parte de la producción cultural actual (cine, literatura, música…) se vende como ideal una manera de amor que se adecúa a este patrón. En principio, a todos nos parece positivo el “romanticismo”, pero hay que tener en cuenta que la misma palabra “romance” tiene su origen en las novelas caballerescas, es decir, que nace en un contexto de ficción; es un concepto construido para narrar historias, para atraer y atrapar. También si analizamos los cuentos infantiles, los clichés sexistas son tremendos.
Hoy en día, en la música, existe un componente muy machista; más allá de los estereotipos sobre las relaciones y el amor que encontramos en las coplas o en los boleros, en algunos estilos como el rap o el reggaetón, aparece un amor meramente físico, inmediato, utilitarista.
Un tema que preocupa muchísimo es la cada vez más temprana exposición de los jóvenes a la pornografía. Por mucho control que se intente poner a los niños, lo cierto es que pueden tener un acceso ilimitado a los contenidos de Internet, donde la pornografía escenifica un sexo explícito con actitudes y comportamientos de humillación y dominación hacia la mujer en la inmensa mayoría de los casos.
En este sentido es crucial que se imponga un debate desde los padres y la familia, que tomen un papel activo a lo hora de abordar estos temas con los hijos. Es terrible que el primer contacto con el sexo que una persona tiene en la vida sea el visionado de una violación en grupo, por ejemplo.
Durante la charla también se sale en defensa del romanticismo como algo positivo; nadie puede negar que las emociones ligadas a un enamoramiento producen el estado de dicha, bienestar y felicidad que son un ingrediente esencial de la vida. El problema es cuando intervienen los sesgos inconscientes y afloran determinados estereotipos que producen confusión y anulan el sentido crítico de la persona.
También se señala que hay un problema con los educadores en los colegios, que cuando detectan determinados comportamientos de naturaleza sexista no están formados ni preparados para actuar de la forma más eficiente. Habría que establecer una colaboración entre padres y educadores para construir, y transmitir, un mensaje unívoco hacia los menores.
Respecto a los modelos que existen sobre “cómo ser mujer” y el camino que se debería llevar como tal, no cabe duda de que hay que abrir el espectro y reflexionar, como sociedad, sobre las distintas feminidades y masculinidades que desde luego son válidas y legítimas, y que pueden coexistir sin excluirse.
“Mujeres que corren con los lobos”, de Clarissa Pinkola Estes, es un libro muy interesante que analiza el arquetipo de la mujer y las ideas que se transmiten durante generaciones a través del subconsciente colectivo. Aunque parece plantear un paralizante “¿qué se puede hacer?”, el sólo hecho de tomar conciencia ya es un paso decisivo.
Siendo conscientes de los mitos asociados al amor romántico, y sabiendo que están diseñados para que “atraigan”, se puede hacer una taxonomía que ayude a deconstruir viejas creencias para dar paso a otras nuevas. Antes de que Fran Arráez pase a enumerar las tipologías de mitos, Marta Lamas señala que también hay que dar espacio a la responsabilidad individual de cada uno, no es necesaria una “guía” o una “instrucción” para todo, dando por hecho que una persona no pueda tener un sentido crítico de la realidad sin que alguien la anime a ello.
- El amor como adicción (de hecho, las activaciones cerebrales de las personas en estado de enamoramiento son iguales a las de sujetos con adicciones, sobre todo en neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la oxitocina).
- El amor todo lo puede.
- El amor a primera vista.
- La media naranja.
- Mi pareja llena mi vida al completo.
- Anulación de la atracción por otra persona.
- Los celos son una prueba de amor.
Este interesantísimo debate concluye con la reflexión de que, por supuesto, hay un amor romántico positivo, constructivo y que tiene un sentido. De hecho, es la base de la procreación y de la evolución como especie. Pero es bueno reflexionar y prestar atención a lo que puede confundirse con amor, sobre todo cuando lleva a roles de dominación/sumisión que son contrarios a la realización personal y a la libertad individual.
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