Madrid, 16 de marzo de 2016.
Ayer asistimos a otra exitosa edición de los talleres mensuales que AMMDE celebra con Fundación Tejerina. Con motivo de la presentación de su Unidad de Medicina Estética, el Dr. Eduardo de Frutos ofreció una interesantísima charla sobre el proceso de envejecimiento y los tratamientos para prevenir y corregir sus efectos.
Habló, por ejemplo, del ácido hialurónico, que se usa como relleno con distintas densidades, dependiendo del objetivo concreto con el que se use y el efecto que se desee conseguir. El cuerpo no rechaza el ácido hialurónico porque está presente en el organismo en múltiples tejidos. Sharon Stone, que desde hace años es imagen de marca de GALDERMA, es una fan declarada del ácido hialurónico, y por eso vemos que sigue manteniendo ese aspecto juvenil sin haber modificado sus rasgos. Gracias al ácido hialurónico se consiguen esos resultados de frescura.
Para controlar el exceso de tono en los músculos miméticos de la parte de la frente, se usa el bótox. Los músculos que rodean las cejas son los que transmiten las emociones, y por ello son muy importantes. Este producto, en dosis muy reducidas, sirve para relajar el músculo, pero en exceso produce un aspecto como de parálisis. En la medida justa da como resultado un rostro de jovialidad y energía.
Para la flaccidez se emplea relleno de hidroxiapatita de calcio, o también los hilos. Los que se usan en España están hechos de un material que se llama polidioxanona, y funcionan como un estimulador del colágeno. Los hilos espiculados tienen además un efecto tractor. Este material, que se usa en cirugía cardiaca desde hace muchos años, es además reabsorbible. Su efecto se prolonga aproximadamente durante un año, aunque es muy importante el tipo de alimentación que se haga. Tanto los hilos como los rellenos inyectables no requieren cirugía.
La medicina estética podría considerarse como el paso intermedio entre ponerse una crema y hacerse un lifting. En cualquier caso, es muy importante el cuidado diario y mantener una dieta equilibrada (a poder ser, rica en antioxidantes).
Respecto a las cremas que llevan colágeno o ácido hialurónico, hay que advertir que en ambos casos se trata de moléculas grandes y de esta forma no llegan a la dermis. Es mejor infiltrarlo con jeringuilla. Y nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de la nutrición. El colágeno, por ejemplo, el cuerpo no puede producirlo si no se ingieren proteínas y fruta y verdura fresca. En cuanto a antioxidantes, tenemos los betacarotenos, la vitamina C, el resveratrol, la melatonina (hormona del sueño)…
En cuanto a la duración de los tratamientos, hay que tener en cuenta que estamos hablando en su mayoría de sustancias reabsorbibles, por lo que se requiere una periodicidad en su aplicación. Aunque eso podría percibirse como un inconveniente, la verdad es que es positivo desde el punto de vista de que con el paso del tiempo vamos envejeciendo de manera distinta, por lo que se puede ir haciendo una adaptación en los tratamientos. En general, el bótox se aplicaría cada seis meses, y el ácido hialurónico cada año. Siempre dependiendo de la alimentación y el estilo de vida que desarrolle el paciente.